La clausura de los festivales Prósopon-2015 me ha
permitido, tras un largo viaje, pasar de
Emerita, capital del occidente hispánico, la Lusitania , a la oriental
Tarraco, cabeza, asimismo, de la provincia que lleva su nombre, ciudades ambas
marcadas por la impronta de Augusto, de cuyo fallecimiento hemos celebrado hace
pocos meses el bimilenario.
Clausura Prósopon 2015
Representantes de varios festivales, tras finalizar el acto de clausura y el nombramiento de socios de honor-
Allí fui espléndidamente acogido, al
igual que mis colegas, por los anfitriones, la Societat Catalana
de Teatre Grecollatí. Gracias, Begoña; gracias, Joana; gracias, Antonio;
gracias a todos. Habéis estado permanentemente pendientes de nosotros, lo que
se ha traducido en un fin de semana inolvidable.
Los dioses –eis quoque gratias agimus-
nos regalaron un tiempo lucido y cómplice. En una atmósfera diáfana los
robustos sillares del pretorio relucían al sol con una mayor, si cabe, solidez
y rotundidad. Y al fondo, el mar, llanura inmensa de un purísimo azul turquesa,
punteada aquí y allá por algún que otro navío.
Contrastes. De la quietud monocroma
de bustos, togados y toracados en el recogimiento del museo, sólo alterado por
las palabras de nuestro excelente guía, al bullicio festivo y colorista del
Campo de Marte. De la herida abierta y sangrante del teatro al decoro y
solemnidad de artesonados, cortinajes, lámparas y retratos del Ayuntamiento.
¡Quién sabe si algunos de esos próceres retratados no fueron cómplices del
crimen de esos vergonzantes restos de lo que debiera haber sido una de las
glorias del conjunto arqueológico tarraconense!
Tan sólo un reproche, amigos y amigas
de Tarragona: nos habéis cebado. ¡Eso no se hace! Y menos a gente, como algunos
de nosotros, de edad provecta y sujetos a hipertensión, alto colesterol,
abundancia de azúcar en sangre y otras lindezas por el estilo. Diré en vuestro
descargo que todo lo que comimos y trasegamos estaba exquisito. Además, las
digestiones nocturnas fueron más llevaderas que las diurnas. Gracias, Joana,
por habernos descubierto ese filosófico garito con gintonics tan exóticos y
gloriosos. Buena bebida, buena compañía y buena conversación, ¿qué más se puede
pedir?
Permitidme que acabe con un pequeño
calambur: este augústeo emeritense que subscribe se sintió muy a gusto en
Tarragona.
Luis A. Argüello, Festival de Mérida
Vicepresidente de Prósopon
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