Los
ojos y las manos del arqueólogo ven y acarician no sólo las paredes y las
piedras encuadradas entre las líneas del decumanus
y del cardo, sacadas cuidadosamente
a la luz por la piqueta y por el mimo de la brocha, eso que vemos los demás. Ellos
intuyen lo que hay debajo e imaginan sin esfuerzo lo que hubo encima de unas
ruinas.
Por su cabeza se mueve la ciudad entera con
sus calles vivas y sus casas y plazas ocupadas por el trajín de los ciudadanos.
Tienen en su retina algo parecido a uno de esos juegos móviles de transparencias y fotografías superpuestas del
“Así era/Así es”.
Por eso, cuando te obsequian con una visita al
recinto de Baelo Claudia guiada por el arqueólogo que tiene encomendada la
difusión y el conocimiento de la ciudad y que participa desde hace años en sus
excavaciones, o sea por José Ángel Expósito, significa que te han regalado una
entrada para revivir en directo la historia de Baelo y de sus habitantes desde
hace 2.200 años.
Así fue y así lo disfrutamos los participantes
en la Clausura de los Festivales de Teatro Prósopon 2019 organizado por nuestra
Sede en Baelo Claudia, una próspera ciudad romana dotada de todos los elementos
que correspondían a su importancia de “municipium”: casas, foro, tiendas,
mercado, teatro, templos, curia, baños, infraestructuras viarias y de
abastecimiento sanitario, pequeñas o
grandes industrias…
Los
restos de la antigua factoría de pescado
se hallan al sur, junto a ese mar, paraíso de windsurfistas, donde el
viento dibuja infatigable olas de mil
formas y colores.
Allí
hemos sabido de esa nueva empresa que, estimulada por la tesis doctoral de José
Ángel, en la que diserta sobre el garum, ¡ha
decidido fabricar de nuevo la celebérrima salsa en el mismo lugar y con la receta original!
Habrá que buscarla en los espacios gourmet de
los super.
Desde
esa playa de Bolonia se distinguen las líneas difuminadas de la montaña Musa. Las inscripciones en las paredes del actual Museo dicen que desde el
puerto de Bolon o Baelo zarpaban los
navíos rumbo a la Mauretania Tingitania.
¡Mil
gracias, José Ángel, por resucitarnos Baelo Claudia y su historia entre sus
propias piedras! Y también por permitirnos celebrar nuestra Clausura de los
Festivales de Teatro Clásico Grecolatino Prósopon 2019 en el moderno edificio que alberga ese Museo
de Baelo Claudia y en él al espléndido Doríforo de Baelo y otras joyas .
Felizmente
hemos podido constatar, tras el informe de fin de curso de las 16 Sedes en
nuestra Junta General, que nuestros Festivales 2019 han contado con la presencia en sus 20 aforos de un número de profesores y de
alumnos superior al de pasadas temporadas:
casi 60.000. Y que la gran mayoría de
las representaciones de los grupos de teatro han alcanzado la valoración de
excelentes. ¡Enhorabuena a todos y gracias!
Nos
llena de esperanza también comprobar que paulatinamente se está produciendo un
incremento y renovación de nuestros
equipos de Coordinación en varias Sedes. Su entusiasmo y juventud avalan la
continuidad de nuestros Festivales de Teatro Grecolatino. Gracias también a
todos ellos por su generosidad.
Y
desde allí a Cádiz, la bella, la blanca Cádiz, la bien guardada…de los coches
al menos.
¡Qué confusión de pegatinas, qué sustos con
las multas por entrar en muchas ciudades con un coche! Madrid es un
ejemplo. Cádiz inventó hace tiempo un
sistema sencillo e infalible: discos, discos descoloridos ya por el paso de los
años, en los que se prohíbe a los
vehículos, con raras excepciones, entrar y circular por el recoleto y antiguo corazón de la ciudad.
El
visitante poco advertido enloquece entonces buscando desesperado una entrada,
que nunca encuentra, a su céntrico hotel que siempre está, le dicen, “justo
detrás de ese edificio”.
Soy
víctima y testigo. Al final decides desprenderte de la máquina y, a pie y con
la maleta, te sumas a la feliz cofradía que camina por sus estrechas calles o
descansa y conversa ante una copa en sus múltiples placitas y terrazas.
Tuvimos
ocasión de comprobarlo de nuevo esa
misma noche camino del prestigioso Casino Gaditano donde se celebró la cena de Clausura
de los Festivales 2019 de Prósopon.
Y
también en la mañana del Domingo, porque
nuestros acogedores anfitriones, María Antonia, Line y Javier, Coordinadores de
Itálica y Baelo Claudia y organizadores de esta gratísima Clausura, querían
dejarnos en la retina y el recuerdo las imágenes de la Cádiz histórica y
monumental. Nos llevaron al Oratorio de
San Felipe Neri, la conocida y peculiar sede en la que las Cortes de Cádiz
proclamaron la Pepa. A su lado el Museo Histórico e Iconográfico que exhibe,
entre otras joyas, la admirable maqueta de la ciudad, tallada en madera y marfil.
Aunque
llegues sin aliento al final, mi caso, la subida de los 173 escalones de la
Torre Tavira, se da por bien sufrida al llegar hasta esa sala circular en que se
halla la llamada Cámara Oscura, a 45 metros de altura.
En este tiempo en que las cámaras electrónicas
vigilan desde posiciones estratégicas
cada paso que damos, sorprende y admira que un artilugio óptico ¡del siglo
XVIII! nos permita contemplar en círculo, en tiempo real, en su propio color y
con la claridad y el contraste de la visión natural, las casas, las calles, los tejados, hasta el
vuelo de las aves y las figuras de los viandantes o el movimiento de las naves
en el mar que circunda Cádiz. Impresionante.
Entristece
un poco, sin embargo, ver, allá al fondo, a través de unos cristales en el
suelo una pequeña parte de la scena
del Teatro Romano, asfixiado por las casas, de cuya cavea
quedan al aire parte de las gradas superiores, muy heridas por el tiempo y por
los hombres.”Estas, Fabio, ay, dolor, que ves ahora, ruinas de soledad…!”.Igual
tristeza.
Fuera
del núcleo de la ciudad los casi cuarenta participantes en esta gratísima
Clausura nos hicimos la obligada foto de grupo ante el Monumento con el que se conmemoró
el primer centenario de la admirada Constitución de Cádiz, de la que recibimos,
por cierto, el regalo de una preciosa edición.
Desde
allí, y ahora ya desde nuestros 17 destinos, recibid, queridos
compañeros de Itálica y Baelo, tan bien
representados por Antonia, Line y Javier, nuestro profundo agradecimiento: nos habéis
regalado, además, unas muy agradables e
instructivas jornadas de Clausura.
Gracias a todos.
Cipriano
Fontanilla
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